Empiezo con un P.A. (Progresa Adecuadamente, para los más jóvenes)

Un día vi a Eva con una chaqueta azul de punto alucinante de bonita, gruesa, y con un diseño que no había visto nunca.Pues casi me caigo de culo cuando me dijo que la había hecho ella, y que el diseño era suyo. Yo, que llevaba muuuuucho tiempo queriendo aprender a hacer algo con las agujas de tejer que tenía en casa (más allá de pinchar los bizcochos para saber si ya se les puede hincar el diente), tenía delante de mis narices a la que podía ser mi maestra!!

 Se me encendió la bombillita y, chas, en dos minutos gestamos nuestra primera reunión de a tres, para empezar. Con una clara diferencia de clases: Eva, la profe, la que controla del tema, la que nos enseña, nos corrige y nos deja con la boca abierta; María, la que tiene unas nociones básicas que le dan un caché (como dice Eva) que hace que se pueda enfrentar, de salida, con esos ochos que ya habéis visto; y luego estoy yo, Cris, que ver tejer he visto mucho en casa, si, pero que cuando me vio Eva coger las agujas ni os cuento la cara que puso. Total, que en mi primera clase ya tuve que aprender a manejarme con esas cosas largas y con punta de una manera que no era natural para mí.

Mi primer proyecto tendría que haber sido un chal para envolverme con mis dos chiquis en el sofá, leyendo un cuento, en pleno invierno. Uno a cada lado, todos dentro del chal, cual filloa rellena. Pero no. Viendo mi catetez decidimos empezar por algo más básico: unos mitones rectos de canalé. No son para echar cohetes, pero no sabéis lo contenta que me puse cuando terminé de hacerlos. 
Además, así le di salida a parte de la lana preciosa de alpaca que mis suegros fantásticos me trajeron de su viaje a Perú. ¡Va por ellos!

Paso 1 realizado con éxito. Ahora estoy lista para el siguiente reto. Que se preparen mis agujas, que van a echar fuego.
(El patrón, que no puede ser más fácil, estará en los próximos días... o eso espero).